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La ventaja competitiva de las Naciones
La competitividad nacional Michael Porter examina en este libro que lo que hace que las empresas e industrias...
Los 4 determinantes de la ventaja nacional en la industria farmacéutica argentina
Introducción
¿Por qué algunas empresas con sede en determinados países, en especial en Argentina, son capaces de innovar de forma coherente? ¿Por qué intentan mejoras sin piedad, buscando una fuente cada vez más sofisticada de ventaja competitiva? ¿Por qué son capaces de superar las barreras sustanciales al cambio y a la innovación que tan a menudo acompañan al éxito?
Michael Porter actualiza la teoría clásica de Adam Smith sobre la riqueza de las naciones, así como la preponderancia de los factores tradicionales de esa riqueza: tierra, recursos naturales y el trabajo. En la economía actual, globalizada y cada vez más competitiva, esos factores ya no pueden producir y explicar por sí mismos las razones de por qué ciertos países generan mayor riqueza que otros. La clave está en la competitividad y particularmente en la productividad de las naciones y de sus industrias en particular, la que se expresa en diversas exportaciones a diversos lugares y en una sólida inversión fuera de las propias fronteras.
La verdadera respuesta que nos brinda Porter está basada en 4 atributos generales de una nación, atributos que individualmente y como sistema constituyen el diamante de la ventaja nacional, el campo de juego que cada país establece y opera para sus industrias.
La industria farmacéutica nacional ha logrado un reconocimiento mundial porque Argentina, con todas sus dificultades, ha sido capaz de generar estos 4 determinantes que fomentaron la ventaja competitiva: (1) condición de los factores, (2) condición de la demanda, (3) sectores conexos y auxiliares, y (4) estrategia, estructura y rivalidad de los laboratorios.
Condiciones de los factores
Es la posición de la nación respecto los factores de producción, como mano de obra calificada o infraestructura, necesarios para competir en la industria farmacéutica.
Porter plantea la distinción entre factores avanzados o creados y factores básicos o heredados. Los primeros son accesibles solo a aquellos laboratorios que invierten en su desarrollo y, debido por tanto a su escasa posibilidad de imitación o adquisición en un mercado de factores, son generadores de la ventaja competitiva (son, por ejemplo, un personal altamente capacitado con actitudes y motivación adecuada, infraestructura en telecomunicaciones, métodos organizativos de difícil imitación por la competencia, culturas corporativas sólidas, etc.). Los segundos son accesibles a todas las empresas, por lo que tienen poca importancia a la hora de determinar la ventaja competitiva. Por ejemplo, la situación geográfica para abaratar costos de logística.
Es evidente que la ventaja de la industria local se basa en factores avanzados, especialmente en la mano de obra altamente calificada. Argentina es una usina de grandes médicos, farmacéuticos, investigadores, químicos e ingenieros, entre otras profesiones relativas a la ciencia en general.
El desarrollo de productos biotecnológicos logrado por el Grupo Insud, solo se explica a través de la inversión en recursos humanos altamente capacitados, aunados al desarrollo de una infraestructura fabril modelo en Latinoamérica.
Condiciones de la demanda
Las condiciones de la demanda doméstica de los medicamentos conforman el ritmo y carácter de la mejora e innovación por parte de los laboratorios de Argentina.
La demanda interior está compuesta por 2 atributos: (a) composición y (b) tamaño y pautas de crecimiento.
El primer atributo es, indudablemente, el más relevante. Las características de la demanda doméstica están conformadas por el nivel de exigencia de los clientes. Conforman el modo en que los laboratorios perciben, interpretan y dan respuesta a las necesidades de los pacientes. Los países consiguen ventaja competitiva en los sectores donde la calidad de la demanda interna es más importante que la cantidad. En otras palabras, consumidores sofisticados “obligan” a las empresas a innovar constantemente. Esto es evidente en el sector automotriz de Alemania, pero también lo es en la industria farmacéutica argentina. Los pacientes en nuestro país exigen medicamentos de calidad y a precios accesibles y eso obliga a los laboratorios a invertir e innovar cada vez más.
La segunda característica suele reforzar la ventaja nacional en una industria. Es indudable que un mercado interior de grandes proporciones conduce a ventajas competitivas en aquellos sectores donde se generen economías de escala y/o curvas de aprendizaje, al animar a las firmas de un país a invertir en grandes instalaciones y tecnología. Esto se evidencia claramente en la industria farmacéutica norteamericana. Cuando Pfizer lanzó Lipitor (atorvastatina), gritó “bingo”. Pensemos por un instante lo siguiente: un producto para el colesterol, para una población gigantesca (350 millones de habitantes) y con claros problemas de obesidad. ¿Qué podría salir mal? Lipitor se convirtió en el producto más exitoso de la historia (sin contar medicamentos especiales, como los anticuerpos monoclonales). Tal es así, que llegó a facturar, solo en Estados Unidos, el doble que toda la industria farmacéutica argentina (8000 vs 4000 millones de dólares).
Pero Porter es muy enfático en este punto. El tamaño del mercado doméstico es importante, pero la cuestión decisiva la marca el primer atributo. ¿O acaso Novartis y Roche estaban condenadas al fracaso por surgir en un país de tan solo 10 millones de habitantes? La historia demuestra que NO. Quizás estos laboratorios helvéticos estaban más urgidos que Pfizer de salir a vender sus medicamentos al mundo, pero su pequeña población no fue un obstáculo, sino todo lo contrario: su sofisticación y exigencia hicieron grandes a Novartis y Roche (y a Nestlé y Swatch, entre otros).
Así como es mejor poseer recursos naturales que no tenerlos (Venezuela vs. Japón), también constituye una ventaja decisiva un gran mercado doméstico sobre uno pequeño (China vs Bélgica). Pero la composición de la demanda constituye la raíz de la ventaja nacional, mientras que su tamaño puede ampliar esta ventaja al afectar el comportamiento de las inversiones.
Industrias relacionadas y de apoyo
La cercanía de industrias relacionadas con el sector, tanto proveedoras como clientes, facilita los procesos de mejora al establecerse vínculos de comunicación más eficientes que permiten mejores flujos de información y una mayor posibilidad de que surjan nuevas ideas e innovaciones
Es importante que los sectores conexos y de apoyo sean eficientes. En otras palabras, la presencia de industrias proveedoras debe ser competitiva internacionalmente. Esto es imprescindible en el sector farmacéutico
La presencia en una nación de sectores competitivos que guardan conexión unos con otros lleva al nacimiento de nuevas industrias. En la India podemos observar 2 sectores conexos de envergadura: fabricantes de medicamentos y proveedores de APIs. En consecuencia, las empresas de ese país pueden compartir y coordinar actividades de valor, que se traducen en una mayor eficiencia a la hora de competir. No es casualidad que la India se destaque en estos sectores conexos.
En Argentina, los laboratorios también cuentan con sectores conexos que son competitivos. Por ejemplo, compañías como Dromex elaboran cápsulas blandas de última generación (una forma farmacéutica muy empleada). Por otro lado, la investigación y el soporte científico que brinda el CONICET es un pilar clave para la promoción de la ciencia y la tecnología en nuestro país.
Estrategia, estructura y rivalidad de la empresa
Son las condiciones en la nación que rigen cómo se crean, organizan y gestionan las empresas, así como la naturaleza de la rivalidad doméstica. Si bien no hay donde exista uniformidad entre todas las organizaciones, el contacto nacional crea tendencias fuertes. En el rubro farmacéutico local, dicha tendencia se ve reflejada en laboratorios que suelen ser empresas familiares (Bagó, Casasco, Roemmers, Baliarda, etc.), con un gran sentido de pertenencia y orgullo de representar su apellido.
El aspecto dinámico de la competencia incentiva a los laboratorios a competir constantemente para no quedarse atrás en la lucha por la búsqueda de las ventajas competitivas que los hagan ser preferidos ante el cliente frente a la competencia. Facilitar esa competencia es crucial para una nación que busque el desarrollo. Y eso es precisamente lo que sucede en la industria farmacéutica argentina.
El rol del Gobierno y el papel de la casualidad
El “diamante de Porter” se completa con el rol del gobierno y el papel de la casualidad. El primero es más evidente: la salud de la población es un tema estratégico para cualquier gobierno y es por ello que interviene constantemente velando por la seguridad de los medicamentos (a través de ANMAT en nuestro caso), ley de genéricos o regulación de precios.
El papel de la casualidad está sujeto a una mayor subjetividad. Son incidentes que poco tienen que ver con las circunstancias de una nación y están fuera del control de las empresas y los gobiernos. Por ejemplo, Steve Jobs nación en Estados Unidos, ¿hubiera sido posible la Apple norteamericana si nacía en otro país? Es decir, genios hay en todas partes del mundo. Por suerte nosotros contamos con personalidades destacadas como los hermanos Bagó o Hugo Sigman, genios que han fomentado como pocos la industria farmacéutica local, proyectándola a todo el mundo.
Los conflictos bélicos, las catástrofes naturales o las crisis financieras pueden también incidir negativamente en el desarrollo de un país. En nuestro país, son las continuas crisis económicas las que impiden un mayor desarrollo de la industria farmacéutica.
Gregorio Zidar (hijo)