Viene de la nota:
El mundo de la biotecnología
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AbbVie, los creadores de Humira
Ascenso vertiginoso
AbbVie fue fundada en 2013 como una escisión de Abbott, manteniendo claramente su legado y perspectivas de éxito.
Con sede en Illinois (Estados Unidos), la empresa opera en los ámbitos de inmunología, oncología, neurociencia y virología, entre otros. Cotiza en la Bolsa de Nueva York en el índice S&P 100.
Su nombre representa un vínculo entre pasado y futuro. Combinando la experiencia y la estructura de una compañía farmacéutica con el enfoque y la pasión de una biotecnológica logró, en tan solo 10 años, convertirse en un jugador de peso dentro del sector.
Humira, un mega-blockbuster
El ascenso meteórico del laboratorio se explica por varias razones, pero es sin dudas la performance de su producto Humira (adalimumab), la que ha posibilitado tamaño crecimiento.
El producto está indicado para diversas patologías, como la artritis reumatoidea, psoriasis o enfermedad de Crohn, entre otras.
Humira es uno de los productos de mayor facturación mundial (está entre los líderes del selecto club del billón de dólares). Por ejemplo, en el 2017 llegó a facturar casi 15.000 millones de euros (para dimensionar este número, es casi 4 veces de lo que genera toda la industria farmacéutica en su conjunto). Es, a todas luces, uno de los productos farmacéuticos más exitosos de la historia.
Esta marca supone nada menos que el 65% de todos los ingresos de AbbVie. Esto es lo que suele suceder en los grandes laboratorios biotecnológicos que son muy dependientes de este tipo de superventas, ya que su cartera de fármacos más innovadores y con precios más caros suele estar compuesta por un puñado de tratamientos.
Estructura y cifras
Actualmente, AbbVie cuenta 48.000 colaboradores, formando un equipo multidisciplinario compuesto por científicos, investigadores, comunicadores, especialistas de producción y expertos en materia regulatoria. Esta plantilla está distribuida a lo largo de más de 70 países.
Sus productos están presentes en más de 175 países y cada año 57 millones de pacientes son tratados con los mismos.
La organización cuenta con 20 centros de investigación y desarrollo y/o plantas de producción en todo el mundo.
Laboratorios clásicos que son protagonistas de la biotecnología
Ya hemos mencionado los casos de 2 laboratorios clásicos protagonistas de la biotecnología: Sanofi (Genzyme) y Abbott (Abbvie), si bien es cierto que abordan al mercado con compañías independientes. También hemos analizado el caso de la adquisición de Genentech por parte de Roche.
Pero vale la pena resaltar algunos laboratorios que también poseen una fuerte presencia en este sector, en especial 2: Novo-Nordsik y Novartis.
La organización danesa se dedica casi en un 100% a la comercialización de insulinas (Novo Rapid es su marca estrella), productos que hace años son biotecnológicos (como el propio Sanofi con Lantus o Eli Lilly con Humalog). A diferencia de los anticuerpos monoclonales, las insulinas tienen precios sensiblemente menores que aquéllos, pero son utilizados para enfermedades con gran prevalencia (diabetes), lo que otorga grandes ingresos por volumen de negocio.
La compañía helvética posee varios anticuerpos monoclonales, como Adakveo
(crizanlizumab, que se utiliza en pacientes con enfermedad de células falciformes para prevenir las crisis recurrentes de dolor) y Aimovig (erenumab, un antimigrañoso).
Sería injusto nombrar a otros gigantes farmacéuticos clásicos que también han logrado imponer productos biotecnológicos de envergadura. A modo de ejemplo, podemos citar a MSD y GSK.
MSD tiene en sus manos un blockbuster denominado Keytruda (pembrolizumab, para el cáncer de pulmón). Hoy es uno de los productos de mayor facturación mundial, pero muchos especialistas proyectan que podría ser el número 1 en pocos años.
Por último, GSK también tienen un rico portfolio biotecnológico, compuesto por marcas tales como Benlysta (belimumab, indicada en pacientes adultos con lupus eritematoso sistémico) y Bexxar (tositumomab, para el tratamiento del linfoma no Hodgkins).
La amenaza de los biosimilares
Hemos visto que el mundo de la biotecnología es maravilloso, innovador y repleto de desafíos. Pero sobre todo supone una esperanza para que la población pueda acceder a tratamientos para enfermedades graves (y en algunos casos “huérfanas).
Pero no todo es color de rosas. La biotecnología tiene 2 enormes desventajas: riesgos y competencia.
Los riesgos son inherentes a una ciencia tan sofisticada, que requiere de mucha inversión en recursos (infraestructura, tecnología y capital humano) y tiempo (aprobarlos demanda más análisis y ensayos que un medicamento tradicional, y esto dilata los tiempos). Una máxima del mundo financiero dice que “a mayor riesgo, mayor ganancia”. Y esto es aplicable al sector biotecnológico: se corre un riesgo enorme porque muchas veces se invierten recursos para productos que nunca ven la luz, pero como contrapartida, un acierto en un blockbuster (caso Humira y Enbrel) puede cambiar la historia de una compañía.
Por otro lado, la competencia aparece cuando vencen las patentes. Todos los productos se enfrentan a la competencia de los «biosimilares». Estos fármacos imitadores creados por sus rivales se venden a un precio sensiblemente menor que los originales (producto de haber ahorrado en I + D) y la facturación de los laboratorios innovadores cae precipitadamente (y en consecuencia el valor de sus acciones).
Gregorio Zidar (hijo)