Introducción e historia
Pocas empresas han sido tan decisivas en la economía y en el renombre de un país como Novo Nordisk para Dinamarca (cotiza en el OMX Copenhague 20, el principal índice bursátil del país, en el cual tiene una ponderación o peso del 33,27%). Quizás un caso comparable sea lo que representó en su momento Nokia en Finlandia o, en menor medida, Samsung en Corea del Sur.
Detrás del Novo Nordisk que conocemos hoy, hay una emocionante historia que se remonta 90 años atrás. Comenzó con dos pequeñas empresas danesas Nordisk Insulin Laboratorium y Novo Terapeutisk Laboratorium, fundadas en 1923 y 1925, respectivamente. Un detalle interesante es que Novo fue creada por ex empleados de Nordisk (los hermanos Pedersen, uno fue echado y el otro renunció por lealtad a su apellido).
Una de las primeras insulinas de Novo Terapeutisk Laboratorium.
Ambos laboratorios iniciaron casi paralelamente la producción de insulina, que había sido recientemente descubierta en 1921 por dos científicos canadienses. Compitiendo intensamente entre sí, las compañías se convirtieron rápidamente en dos de las mejores en su especialidad (la rivalidad doméstica es clave para luego lograr competitividad global). Con el tiempo, se fueron diversificando mediante el desarrollo de otros fármacos: Novo con enzimas industriales y Nordisk con terapias para la hemofilia y el déficit de crecimiento.
El crecimiento exponencial de las 2 empresas se explica, en gran parte, por la importancia de la insulina. Hace un siglo, la diabetes tipo 1 era una enfermedad casi mortal, o en el mejor de los casos, condenaba al paciente a una pésima calidad de vida. Los conflictos armados de la época, como la Guerra Civil Española y las dos Guerras Mundiales, no hicieron más que reafirmar a la insulina como un producto medicinal crítico.
Finalmente, en 1989, las compañías decidieron fusionarse, en una decisión que parecía a todas luces inexorable e incluso, me atrevería decir, predestinada. La realidad es que después de haber competido entre sí durante más de 60 años, las dos organizaciones podían concentrar sus esfuerzos combinados en el desarrollo de nuevos productos para el tratamiento de la diabetes y conquistar los mercados mundiales. Nacía así Novo Nordisk.
Estrategia de enfoque
La organización danesa aplica en sus negocios la alta segmentación, una estrategia genérica cuyo concepto expuso Michael Porter hace ya un tiempo. La misma consiste en concentrarse en un determinado grupo de productos o servicios. En el caso de Novo Nordisk, el enfoque está puesto en el segmento de la diabetes, más precisamente en las insulinas.
La rica historia de esta compañía con la diabetes lleva casi un siglo, por los cual es indispensable detenernos en algunos hitos que fueron marcando su destino (varios de ellos se dieron con las empresas originales operando en forma separada). En 1946, se consigue el desarrollo de la insulina isofánica neutra NPH, y en 1953 ocurre lo propio con una suspensión de insulina-zinc de efecto lento.
Décadas después, en 1982, se produce uno de los hitos más importantes: se lanza al mercado la primera preparación de insulina idéntica a la humana (extraída del páncreas porcino). Tres años después, la empresa complementa el producto con una práctica lapicera de aplicación (NovoPen), facilitándole la vida a miles de pacientes diabéticos. El sistema consistía en una inyección tipo pluma recargable con cartuchos de insulina.
Pero la verdadera revolución llegaría a fines de la década del 90, con la aparición del primer análogo de insulina de acción rápida (aspártica), realizado a través de procesos biotecnológicos. En esa misma “época de oro” para la organización, se lanzaron Levemir (insulina de acción larga) y Detemir (análogo basal de insulina).
Reinventando el futuro
Novo Nordisk redefinió las reglas de juego de la diabetes al presentar hace algunos años un dispositivo de aplicación moderno, de bajo costo y especialmente de enorme practicidad: lapiceras prellenadas.
Mucho tiempo atrás, la aplicación de la insulina era un trastorno para el paciente. Debía cargar diariamente los cartuchos en el dispositivo y luego darse una inyección con una aguja gruesa. Esta realidad comenzó a cambiar paulatinamente en 1989 con NovoLet, primera jeringa de insulina desechable y biodegradable.
Ya en los albores del siglo XX surge FlexPen, jeringa precargada con insulina, discreta y de fácil manejo. El lanzamiento de InnoLet, el primer sistema de administración diseñado para pacientes con dificultades visuales o falta de destreza manual, no hizo más que reafirmar la estrategia de la organización. Y la innovación fue continua. En 2010, sale al mercado NovoPen Echo, pluma de insulina diseñada especialmente para niños.
Es importante entender el concepto de las lapiceras prellenadas: ya vienen preparadas, con lo cual se pueden descartar tras su uso, y además las agujas ya son casi imperceptibles. El mundo de paciente diabético cambió para siempre.
Presente y futuro
Novo Nordisk es una empresa internacional que posee plantas en 7 países y emplea a más de 40.000 personas en todo el mundo. Hace algunos años, la prestigiosa revista Fortune la consideró como una de las 100 mejores compañías para trabajar (puesto 25).
A comienzos de 1999, se decidió que Novo Nordisk se dedicaría a dos ramas principales: Cuidado de la Salud y Enzimas. La división permitió que ambas aumenten su libertad operativa y se dediquen a los negocios que mejor conocen.
Actualmente, la empresa comercializa varios productos de primer nivel en el área de diabetes y hemofilia y en los tratamientos hormonales (crecimiento y sustitución hormonal).
Un hecho llamativo que destaca los valores de la organización fue la creación, en 2004, del “Team Novo Nordisk”, un equipo ciclista profesional. La particularidad es que todos sus miembros padecen diabetes tipo 1. El objetivo fue informar y enseñar sobre la enfermedad, y a la vez demostrar que se puede realizar deporte de alta competencia a pesar de ello.
Gregorio Zidar
