Viene de la nota:

Elea, el especialista en ginecología II

Una organización que trasciende las fronteras                                           

Elea es una empresa argentina de fama mundial. Así de claro. Su presencia a lo largo de todo el planeta es imponente, quizás comparable con los casos de Bagó y Roemmers.

Sus modernas plantas de producción, que abarcan más de 15.000m2, son uno de sus pilares para su constante expansión internacional. De hecho, Elea cuenta con una amplia red de socios internacionales con más de 170 productos comercializados en 30 países, incluidos terapias para tratar enfermedades olvidadas en varios mercados de Europa. Una empresa argentina de fama mundial.

Phoenix, el hermano menor de Elea

Laboratorios Phoenix fue fundado por un visionario: Manuel Sielecki (otro apellido ilustre, como Bagó o Roemmers). Este prócer de la industria de la salud nació en Polonia, el 10 de agosto de 1909, en el seno de una familia que era dueña de una cadena de farmacias. Luego de la revolución rusa, emigró a la Argentina y así comenzó su propia revolución farmacéutica.

La historia de Elea está muy ligada a Phoenix. Hace algunos años esta última fue comprada por GSK, pero como un guiño del destino, luego volvería a manos de la familia fundadora, aunque en este caso ya a través de Elea. Así nació Elea-Phoenix (aunque en la actualidad el nombre es Elea, a secas). Más allá de las denominaciones, Phoenix es una pata fundamental de la organización, “casi como un hermano menor”.

La historia de Phoenix

Phoenix fue el primer laboratorio importador de los antibióticos penicilina y estreptomicina, y de la vacuna contra la poliomelitis (Salk). Luego de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en el mayor importador de productos medicinales de los Estados Unidos. El año bisagra en su historia fue 1955, cuando inauguró una planta farmacéutica modelo y comenzó a lanzar al mercado sus propias especialidades medicinales. En otras palabras, obtuvo el “diploma de laboratorio”.

En 1974 tomaron las riendas del negocio los hijos del fundador y se gestó una nueva gerencia profesionalizada, respetando los valores del gran Manuel Sielecki. Ya en los albores del siglo XXI, Phoenix adquirió la planta de medicamentos de la filial argentina de Novartis. El acuerdo incluyó un contrato de producción por varios años, mediante el cual Phoenix se hizo cargo de la fabricación de varias líneas de productos para la compañía helvética.

Marcas icónicas

Semejante historia se fue consolidando con marcas célebres. En gastroenterología, la empresa siempre fue un referente: Agiolax (laxante), Mosar (mosapride) y Rabec (rabeprazol) son tan solo algunos de sus productos más exitosos.

Hermosa publicidad de Agiolax en una revista

El segmento de la oftalmología también exhibe a Phoenix como un protagonista indiscutible. Tal es así que Elea retuvo la línea de productos oftalmológicos cuando Phoenix pasó a manos de GSK. Marcas como PH Lágrimas (lubricante ocular) hablan por sí solas.

 

Gregorio Zidar

 

 

 

 

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