Introducción
Con la creciente robotización de los procesos, el management farmacéutico se enfrenta al desafío de dar un paso adelante en materia de creatividad. Es imperiosa la conformación de equipos multidisciplinarios que permitan incorporar la automatización como herramienta. La cuarta revolución industrial ha llegado.
La convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas está transformando de manera radical la forma en la que trabajamos, vivimos y nos relacionamos. Hablar de robots integrados en sistemas ciber-físicos está lejos de ser ciencia ficción. La salud es un tema central de esta transformación y la cuarta revolución industrial nos obliga a reinventarnos.
La evolución hacia nuevos sistemas que tiendan a automatizar totalmente los procesos y sean capaces de tomar decisiones descentralizadas genera nuevos desafíos para todas las áreas farmacéuticas. En los laboratorios más innovadores, el cambio paradigmático está motorizado por la incorporación de herramientas que facilitan el trabajo en el terreno de lo técnico y abren un nuevo abanico de posibilidades.
La inteligencia artificial (IA)
La gobernabilidad de la información en un mundo donde el volumen se duplica cada dos años es elemental tanto para uso interno como externo.
La IA es la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear.
Los números (especialmente en Argentina) condicionan el panorama actual. Volcarse a la innovación es el único camino posible, pero con la certeza de que la creatividad no puede ser suplantada por ningún software. Para acertar en la reconversión, la mejor estrategia es pensar cómo usar la tecnología a nuestro favor y que la IA sea el furgón de cola de la inteligencia real.
La evolución del gerente general en una compañía farmacéutica
Es evidente, aunque no tanto en nuestro país, que cada vez hay mejores máquinas para producir, distribuir, etc. El problema es que están desplazando al empleo humano. Ya hay máquinas que contestan en “call centers”, medios de pago que suplantan al cajero del supermercado o telepeajes que reemplazan a la figura humana que cobra el peaje. Es la realidad y contra ella no se puede competir. Pero si se puede usufructuar la IA para mejorar la eficiencia de una organización.
El CEO o gerente general de un laboratorio debe tomar decisiones basadas en la información que brinda la IA. Seamos claros: administrar un laboratorio implica obsesionarse con los avances de la medicina y de la IA. La pandemia no ha hecho otra cosa que demostrarlo. ¿O acaso conseguir una vacuna contra el Covid en 1 año es casualidad? La respuesta es categórica: NO, y mucho tiene que ver la innovación, la tecnología y claro está, la inteligencia artificial. Los adjetivos son lo de menos, lo que sí es clave es que el avance de la ciencia ha creado un mundo de esperanzas para la humanidad.
La IA y el rol del CEO
Debemos contemplar 2 aspectos claves en el rol del gerente general de una compañía farmacéutica respecto de la IA.
En primer lugar, los managers toman mejores decisiones cuando se basan en la data provista por la IA. Esta herramienta es poderosa, y si bien no tiene todas las respuestas, ayuda a tomar mejores decisiones en varias áreas. Tal es el caso del sector de manufactura (decisiones más eficientes en abastecimiento, inventarios, etc.). Incluso ayuda a empresas como Bagó o Roemmers a determinar en qué parte del mundo es conveniente establecer las fábricas.
Otras dos áreas donde el uso de esta herramienta es determinante son marketing y finanzas. En la mercadotecnia, la IA posibilita, entre otras cosas, saber que antidepresivo es más conveniente en función de estudios genéticos (para determinadas personas funciona la fluoxetina, mientras que para otras la mirtazapina o la sertralina). En economía y finanzas, se pueden obtener VAN o TIR más precisos por la mejor información. Se utilizan modelos de riesgos sofisticados para saber dónde invertir. Tomemos el caso de los gigantes del mundo farmacéutico, como Pfizer o Novartis, que destinan millones de dólares en I & D de nuevas moléculas, muchas de las cuales (la gran mayoría) nunca llegan a comercializarse. Es por ello que es fundamental mitigar los riesgos financieros a través de herramientas que brinda la IA.
En segundo término, el potencial de la IA para mejorar la toma de decisiones aumenta el valor de un buen management. El CEO debe pensar en el largo plazo, establecer objetivos, desarrollar empleados y servirles a los stakeholders (partes interesadas como accionistas, proveedores o clientes). No obstante, es clave entender que hay aptitudes humanas que la IA jamás podrá reemplazar: empatía, humildad para aprender, buen juicio e inteligencia emocional. Estas son 4 características fundamentales de liderazgo que debe tener un gerente general.
¿Cómo debiera conducir el CEO a una empresa farmacéutica del siglo XXI?
Las empresas crecen, pero no así los trabajos de las personas. Los empleos, especialmente en Argentina, son cada vez más precarios y temporales. Esto se debe a 2 factores: mala administración pública y la amenaza de la IA.
Muchos trabajos serán destruidos y otros transformados, es inevitable. Ahora bien, ¿cómo debiera comportarse el gerente general de un laboratorio ante esta nueva realidad? La respuesta es clara, aunque de difícil implementación: abrazar la IA y verla como aliada y no como enemiga. Para lograr esta meta tan compleja el CEO debiera realizar 3 acciones indispensables.
La primera tarea de un líder es la preparación y anticipación, esto es, debe entender el impacto de la IA. No necesita ser experto en la materia, pero si conocer los alcances de las nuevas tecnologías. Es importante que sepa emplear la herramienta para hacer mejores predicciones (presupuestarias, sobre la aceptación de un nuevo producto o sobre el impacto de la macroeconomía en su laboratorio). De hecho, los médicos, aliados estratégicos de las compañías farmacéuticas, utilizan la IA para perfeccionar sus pronósticos (por ejemplo, al combinar los resultados de una tomografía con un modelo científico, un oncólogo puede predecir el futuro de su paciente con mayor exactitud).
Por otro lado, un CEO debe manejar la personalización, automatización y coordinación. En el primer caso necesita basarse en modelos científicos para ofrecer fármacos cada vez más adaptados a las necesidades de los pacientes (el caso citado de los antidepresivos). La automatización logrará mayor eficiencia en la producción de medicamentos (solo así se explica como en menos de 2 años se hayan conseguido elaborar más de 10.000 millones de vacunas contra el Covid), mientras que la coordinación permitirá distribuir esas vacunas (o cualquier otro medicamento) en todo el planeta.
Finalmente, es vital tener en cuenta el bienestar de los empleados. Al final del día, pensar en la gente sigue siendo la tarea más importante, más allá del imparable avance tecnológico. Es función indelegable del gerente general de un laboratorio aplicar políticas que mitiguen los efectos de la IA en sus empleados, como programas de capacitación que les permitan desarrollar nuevas tareas (algunas de las anteriores serán realizadas por máquinas, ya sea en forma parcial o total).
Distintos estudios han demostrado que el trabajo es 1 de las 3 principales causas de estrés en el ser humano, ¡y esto antes que apareciera la IA! Peor aún, perder el trabajo trae aparejados efetos devastadores como depresión y abuso de sustancias nocivas. Es evidente que los problemas laborales afectan la salud y el bienestar de la población.
Todo lo expuesto demuestra que hay que invertir en los empleados, capacitándolos y motivándolos a que entiendan que el futuro ya llegó. La industria farmacéutica eliminará varios puestos de trabajo fruto de esta nueva realidad, pero quizás pueda reemplazarlos e incluso crear más. Pero para ello es clave invertir en la gente, y eso es una decisión estratégica que solo puede tomar el gerente general del laboratorio.
Los laboratorios y el uso de las tecnologías digitales
El siglo XXI trajo consigo un crecimiento exponencial de las tecnologías digitales. A partir de la aparición del teléfono celular inteligente (smartphones), la centralidad y ubicuidad del acceso a Internet provocó cambios en el comportamiento de los consumidores que han sido aprovechados por las empresas, que enfocaron sus esfuerzos en ofrecer la mejor experiencia a sus clientes en este nuevo recorrido «físico y digital». Los laboratorios no debieran ser ajenos a esta realidad.
Las nuevas tecnologías abrieron una clara oportunidad de negocio para aquellas empresas farmacéuticas enfocadas en mejorar la experiencia del cliente, apalancadas en el uso de datos para ajustar su propuesta de valor. Es cierto que la venta de un producto ético está prácticamente imposibilitada de ser explotada por estas nuevas tecnologías, pero no así para los medicamentos OTC y la promoción institucional del nombre de una empresa farmacéutica.
Por ejemplo, compañías como Bagó y Andrómaco han sido expertas en el uso de las redes sociales, logrando una interacción íntima con los consumidores, impensada años atrás. La utilización de tecnologías digitales, les permitieron una cercanía con los clientes nunca antes experimentada. Los casos de Bagovit (Bagó) y Dermaglós (Andromáco) son muy elocuentes.
Gregorio Zidar (hijo)
La nota sigue en:
El futuro del management farmacéutico en la cuarta revolución industrial
Más que nunca, el foco en el talento y desarrollo...