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El resto de los países

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El resto de los países: Israel y Japón Hemos analizado en publicaciones anteriores los laboratorios de las grandes potencias, como...


Takeda, una historia ancestral

The Takeda Pharmaceutical Company (武田 薬 品 工業 株式会社, Takeda Yakuhin Kōgyō kabushiki gaisha) es un laboratorio multinacional de origen japonés.

En 2012, la revista Fortune clasificó a Takeda Oncology Company, una de sus subsidiarias, como una de las 100 mejores empresas para trabajar en los Estados Unidos.      Un pasado lejano

Hace más de dos siglos, en 1781, Chobei Takeda I, de 32 años, inició un negocio de venta de medicinas tradicionales en Osaka, el centro del comercio en Japón. Su pequeña tienda compraba medicamentos a mayoristas y los vendía a médicos. Pronto se ganó una reputación por su integridad comercial y productos y servicios de calidad, una característica inequívoca de todos los empresarios nipones. Este fue el comienzo de la actual Takeda Pharmaceutical Company.

 

Retrato de Chobei Takeda I

En el siglo XX, Chobei Takeda IV llevó a otros minoristas de medicamentos a centrar su atención en el occidente. Formó una unión cooperativa en Yokohama y comenzó transacciones con empresas comerciales extranjeras (por ejemplo obtuvo los derechos exclusivos de venta en Japón para los productos del laboratorio alemán Bayer). Así, el negocio que comenzó como una tienda que vendía remedios chinos y japoneses pasados ​​de moda incrementó constantemente su selección de medicamentos occidentales.

 

       Guerras y expansión

Una vez más, un conflicto bélico cambiaría el curso de la historia de una compañía farmacéutica. La Primera Guerra Mundial terminó abruptamente con el lazo occidental, empujando a Takeda a vender sus propios productos. Entre estos se encontraban Calmotin (un sedante) y Novoroform (un analgésico).

Takeda comenzó a expandir su negocio e incluso inició un proceso exportador hacia  Estados Unidos. Su verdadero salto de categoría vendría de la mano de la creación de su departamento de investigación y desarrollo (los grandes laboratorios suelen hacer la “diferencia” a través del desarrollo de nuevas moléculas).

Tras la Segunda Guerra Mundial (y 2 bombas atómicas), Takeda convirtió las ruinas bombardeadas de un arsenal naval en Hikari, prefectura de Yamaguchi, en una fábrica. Esto marcó el primer uso privado de tierras de propiedad pública después de la guerra. Se convirtió en la segunda planta principal de Takeda (después de la de Osaka) y se destinó a la fabricación de vacunas, que la sociedad necesitaba con urgencia en ese momento.

 

       Blockbusters y adquisiciones

En un lapso de casi 30 años,  Takeda se terminaría de consolidar como un gigante mundial gracias a 3 productos exitosos y, sobre todo, 2 adquisiciones rimbombantes. Vayamos por orden cronológico.

El primer éxito vino en 1985 de la mano de Lupron (leuprorelin) para el tratamiento del carcinoma de próstata. Este medicamento surgió producto de una sociedad entre Takeda y Abbott (llamada TAP Pharmaceuticals). En 1991, TAP lanzó Prevacid (lansoprazol), un eficaz y moderno inhibidor de la bomba de protones (un éxito local de la mano del Lanzopral de Roemmers). Por otro lado, en 1999, Takeda sacó al mercado Actavis (pioglitazona), un fármaco sensibilizador de insulina

Por último, la compra de Nycomed (2011) acentuó la presencia de Takeda en Europa, mientras que la adquisición de Shire (2019) reforzó su posición en biotecnología.

       Nycomed, con raíces nórdicas

La empresa se inició en Noruega en 1874, como agente de productos farmacéuticos importados. El fundador fue Morten Nyegaard y su socio Theodor Haslund. Nyegaard se retiró en 1901 y la compañía pasó a manos de familia Steen, quienes estuvieron detrás de la transformación del negocio mayorista en un laboratorio de medicamentos.

En 1890, la firma fue nombrada como Nyegaard & Co. Casi un siglo después, en 1986, se la bautizó como Nycomed: un nombre que conjugaba las primeras letras del apellido de su fundador con la razón de ser de la empresa (una compañía médica). ¡Al final de cuentas, la gran mayoría de los laboratorios deben su nombre a sus fundadores!

En 1913, la compañía comenzó a producir medicamentos genéricos, entre ellos Globoid (copia de Aspirina ). En 1969, la empresa presentó Amipaque, un agente de contraste que ayudaba a que los rayos X sean más seguros.

En 2007, la firma se hizo cargo de Altana Pharma, un laboratorio de proporciones muchos mayores. Esta adquisición convirtió a Nycomed, en aquella época, en una de las 30 compañías farmacéuticas más grandes del mundo

        Shire, un tesoro muy preciado

Shire fue fundada en 1986 en el Reino Unido por cinco empresarios: Stratford, Stephens, Moriarty, Hall y Murray. Tan solo 10 años después de su creación, comenzó a cotizar en la Bolsa de Valores de Londres, en un ascenso meteórico.

La empresa se formó con la idea de comercializar productos biotecnológicos, centrados en atender a personas con enfermedades raras y otras afecciones altamente especializadas. Algunas de las áreas donde el laboratorio se enfocó fueron hematología, inmunología y neurociencias, entre otras.

Un lustro después de rechazar una oferta de Abbvie, Shire llegó a un acuerdo multimillonario con Takeda. La organización japonesa tuvo que batallar arduamente contra Allergan y GSK para lograr su cometido. Evidentemente, Shire era un tesoro muy preciado.

       Takeda en la actualidad

Takeda opera dos bases principales en Japón, en Osaka y Tokio. Su subsidiaria en Estados Unidos tiene su sede en Massachusetts, y todas las operaciones globales fuera de estos 2 países tienen su base en Zurich, Suiza. La compañía mantiene sitios de investigación y desarrollo en Japón, Estados Unidos, Reino Unido y Singapur, con instalaciones de fabricación en diversos países. Una auténtica organización multinacional.

En la actualidad, es la compañía farmacéutica de mayor envergadura en Asia y uno de los 20 laboratorios más grandes del mundo por ingresos (escaló varias posiciones tras la fusión con Shire). La organización tiene más de 50.000 empleados y parecería que su crecimiento no tiene techo.

       Una reflexión final sobre otros países y la globalización

Vale la pena destacar algunos países cuyas empresas fueron analizadas, en artículos anteriores, como adquisiciones de las grandes organizaciones. Tales son los casos de Holanda, Suecia y Bélgica. Son tres países para admirar ya que, al igual que Israel, Japón y Noruega, sus genes no pertenecen a la industria farmacéutica.

Organon, hoy en manos de MSD (origen norteamericano), es un orgullo para Holanda y un referente mundial en ginecología. Algo similar ocurre con Bélgica y su laboratorio Janssen, que luego se fusionaría con Cilag (raíces suizas), para finalmente terminar en territorio estadounidense (en la actualidad pertenece a Johnson & Johnson). El periplo mundial recorrido por estas compañías es un claro símbolo de la incipiente globalización iniciada a fines del siglo pasado, cuyo impacto en el planeta farmacéutico fue palmario.

Por último, poco cabe agregar sobre Astra (Suecia), que hoy conforma una de las corporaciones más importantes del mundo (y famosas por su vacuna contra el Covid 19), bajo el nombre AstraZeneca.

Gregorio Zidar

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