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LOS LABORATORIOS CHINOS – Baliarda
Introducción Para aquellos desprevenidos o ajenos a la industria farmacéutica, cabe aclarar que Baliarda, Casasco y Raffo no son empresas...
Casasco, al acecho de Roemmers
El cielo es el límite
Casasco es, sin duda alguna, el laboratorio que le puede disputar el cetro a Roemmers. Algunos dirán que estoy loco, que Gador y Montpellier son compañías de igual tamaño y con mejores perspectivas de cara al futuro. Otros hablarán de Elea-Phoenix, que hoy está por encima de Casasco (y más aún si contabilizamos los productos biológicos que comercializa). Pero Casasco es una organización distinta al resto porque tiene 3 características únicas: estrategia, cultura y hambre de gloria.
Es cierto que Roemmers hoy duplica a Casasco en ventas, como tan cierto es que esa diferencia era 5 a 1 hasta hace pocos lustros. Las estrategias comerciales y promocionales de Casasco, aunadas a una cultura de pertenencia y a una ambición desmedida de trascender sus propios límites, la convierten en una compañía superlativa.
La historia centenaria de los Eugenios
Pocos laboratorios, y compañías argentinas en general, pueden ufanarse de contar con una historia centenaria: Casasco es uno de ellos.
Todo comenzó en Casasco, un pequeño y hermoso lugar en Italia, de donde es originaria la familia que fundara la empresa. En los comienzos del siglo XIX, Vicente y José Casasco establecieron una farmacia en Tortona y luego en Torino. Pero el destino parecía atado inexorablemente a la Argentina. El doctor Eugenio Antonio Casasco, siendo subdirector del Real Hospital de Torino, fue contratado por nuestro país para realizar estudios del proceso de conservación de carnes en barcos frigoríficos.
En 1876, Eugenio fundó la primera farmacia de Chacabuco, en Buenos Aires. Posteriormente se estableció en Luján, donde inició la elaboración de productos farmacéuticos en escala industrial. Curiosamente, los primeros productos de la empresa se ofrecían con la marca «Handel» ya que la sociedad argentina solo consumía productos medicinales importados. En esa época empieza a cobrar protagonismo su hijo Eugenio Andrés. Una auténtica empresa familiar.
Ya en 1937 Casasco se “recibía” de laboratorio, inaugurando su primera planta industrial en la calle Boyacá, en Capital Federal. En la década del 50, en pleno auge peronista, se produjo un nuevo cambio en la compañía al asumir la conducción Eugenio Fernando Casasco. Una empresa familiar como pocas.
En 1961 se produjo un punto de inflexión en la historia de la corporación: se lanzó Factor AG (simeticona), una marca emblemática de la industria farmacéutica.
Es importante resaltar la vasta historia de una empresa argentina. Un orgullo para pocos
Exitosa diversificación de especialidades
Casasco es un caso atípico en la industria. Sin liderar ninguna especialidad médica, ha logrado consolidarse como uno de los 3 laboratorios más exitosos del país. El resultado es producto de ser la segunda o tercera opción en muchos segmentos. Veamos detenidamente como logró semejante hazaña.
En psiquiatría, si bien no tiene tanques de guerra como los de Gador (Foxetin o Alplax), tiene varias marcas que lo colocan en una posición privilegiada. Casasco es un referente en antidepresivos y antipsicóticos. En el primer caso se luce con Tiarix (paroxetina), Lextor (escitalopram) y Zoxx (sertralina). Por otro lado, Rostrum (quetiapina) es un producto muy prescripto para tratar la psicosis. La línea psiquiátrica se complemente a la perfección con la neurológica. Carrier (memantina) es el producto más recetado para el alzheimer, así como Callexe (levetiracetam) y Lamocas (lamotrigina) se destacan en el segmento de los antiepilépticos.
Otra línea trascendental para Casasco es la osteoarticular: pelea mano a mano con Bagó y Beta con Blokium (el diclofenac más vendido) y sobresale con Blokium Cox (etoricoxib).
La línea cardiometabólica completa el tridente que sostiene el andar de Casasco Ampliar (atorvastatina), Dilcoran (valsartán), Isobloc (carvedilol) y Loplac (valsartán), entre otros, le dan al laboratorio una posición de privilegio en este segmento.
Casasco logró tamaño crecimiento al destacarse en múltiples especialidades. La línea respiratoria es otro pilar de la compañía: Iset (la claritromicina más prescripta), Amoclav (amoxiclina mas clavulánico) y Alercas (fexofenadina) son algunas de sus estrellas. Algo similar ocurre en gastroenterología de la mano de Danlox (omeprazol), Factor AG (simeticona) y Pantocas (pantoprazol).
Por último, cabe destacar 3 marcas legendarias de la empresa. FACTOR es una formidable extensión de línea compuesta por AE (vitaminas A y E), Dérmico (miconazol y asociaciones), X (zinc y asociaciones) y el ya mencionado AG. Por otro lado, Ernex (bencidamina) y Polper B12 (aminoácidos) son 2 verdaderas vacas lecheras.
La sociedad con Gador
En 1993, Casasco concretó un joint venture con Gador, naciendo así Elisium, laboratorio dedicado al desarrollo y la comercialización de productos OTC (aunque también algunos de prescripción médica). Hace pocos años Elisium fue vendida a Roemmers.
A mitad de la década del 90, la empresa profundizó su vínculo con Gador al crear la distribuidora Farmanet. En este caso, también lo hicieron en sociedad con Bayer, Boehringer Ingelheim y Novartis, constituyendo así la primera alianza entre empresas nacionales y multinacionales.
Gregorio Zidar